martes, 27 de enero de 2009

Backstreet Boys. Eterna juventud

La noticia sería que los Backstreet Boys van a tocar el martes 3 de marzo en el Luna Park, pero primero habría que aclarar que los Backstreet Boys todavía existen. Excepción a la regla: en general, las boy bands -bandas de chicos- son un negocio efímero: un par de discos, un par de giras y, cuando empiezan a oxidarse los engranajes de la máquina de facturar, adiós y buena suerte. Pero ellos ya llevan más de quince años juntos: sobrevivieron a las drogas, al alcohol, a los proyectos solistas, a los litigios pecuniarios. Quedan cuatro -Kevin Richardson se fue del quinteto original- y están lejos del furor adolescente que despertaban en los buenos viejos tiempos, pero están. La pregunta es cómo están.

"Un poco mareado, me estoy recuperando de una gripe y todavía no ando del todo bien", responde literalmente A.J. McLean, del otro lado de la línea. Junto a Howie Dorough y Nick Carter, él fue uno de los primeros tres reclutados en 1992 por el empresario Lou Pearlman para formar un grupo a imagen y semejanza de New Kids on the Block. Después se sumaron Richardson y Brian Littrell, y esos cinco adolescentes que casi no se conocían emprendieron una intensa convivencia, que dura hasta hoy. "Cuando estás tan cerca de un grupo de personas durante tanto tiempo, a veces no querés verles la cara y tenés ganas de alejarte por un rato", admite McLean entre toses y carraspeos. "Pero la relación ha ido creciendo. Ahora nos conocemos, sabemos cómo son nuestros buenos días y nuestros malos días, sabemos cómo hacer sonreír a los demás. Somos familia, somos hermanos".

Como en toda familia, cada uno de ellos ocupó un rol. A McLean le tocó ser el díscolo, por look -cambios de color de pelo, tatuajes, uñas pintadas de negro, barba candado- y por comportamiento: en 2001, los Backstreet Boys suspendieron una gira para que él hiciera un tratamiento de desintoxicación de alcohol y drogas. "Tuvo que ver la presión y el hecho de que no me conocía a mí mismo. Cuando te volvés tan famoso en tan poco tiempo, tendés a olvidar quién sos en realidad, no te ves fuera de lo que hacés para vivir y te sentís perdido. Pero lo superé: el tiempo pone todo en su lugar. La rehabilitación me hizo muy bien. Por eso les diría a colegas como Amy Winehouse que deben empezar a cambiar sus principios. Pese a lo que ella canta -en Rehab ironiza sobre el tema-, debería empezar a pensar en ir a rehabilitación. Ella es muy buena, pero se convertirá en basura si no empieza a hacer las cosas bien. Yo ahora estoy más calmado; ya no soy el chico malo de la banda".

¿Y el grupo? ¿Habrá experimentado algún cambio en lo musical? ¿Siguen siendo abanderados del teen pop o ya se los puede llamar Backstreet Men? "Nuestro estilo no cambió, pero evolucionamos musicalmente: somos mejores cantantes, músicos, productores. Tenemos mayor independencia que antes, aunque seguimos trabajando con productores y compositores. Ahora estamos trabajando en un nuevo disco que va a sorprender. De todos modos, sabemos que siempre hay espacio para seguir creciendo. Nunca le vas a gustar a todo el mundo; no estamos ahí para que todos nos amen. Que nos llamen como quieran... siempre que nos llamen".

Por Gaspar Zimerman

Todas sus visitas a la Argentina

La Argentina no quedó al margen de la histeria planetaria que generaban los Backstreet Boys en sus comienzos. Vinieron por primera vez en febrero de 1998: el programa La movida del verano, conducido por Juan Alberto Mateyko por Telefé, convocó a sus fans al Parque de la Costa, a presenciar un mini-show que sería emitido en vivo. Pero la cantidad de adolescentes enfervorizadas superó todas las expectativas: el lugar tenía capacidad para 7.500 personas, y unas 20 mil se quedaron afuera, en medio de empujones y una batalla campal contra la policía. Unos meses más tarde, en septiembre, dieron dos conciertos en la Bombonera y durante las 82 horas que permanecieron en el país, los medios los siguieron a todos lados. Entre otras andanzas, recibieron la visita de Diego Maradona y familia, y tuvieron a su propia Amalia Granata: una tal Silvana Mendieta logró sus quince minutos de fama contando que se había acostado con Kevin Richardson. "Usa slips, tenía un Calvin Klein", fue una de sus esclarecedoras declaraciones.

En abril del 2001 vinieron por tercera vez para tocar en River. Un centenar de chicas acampó desde varias semanas antes en los alrededores del estadio: un panorama que difícilmente se repita ahora en el Luna Park.

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The BackStreet Boys - Bad Boy's Universal.